domingo, 30 de marzo de 2008

Escucho Abismo de Illya Kuriaki y dice que "desaparecer, es lo que me aconsejan" y yo no
sé: lo único que tengo es terror de mí misma, hablo de lo que podría hacer o dejar de hacer.
Hablo de los demás, de las palabras, del amor que no tengo; de las cosas que se están moviendo y que mis ojos las ven quietas; de la distorsión de mi imagen. De los fantasmas, hablo de los fantasmas; esos que están en la cabeza y que no paran, no se callan, no me dejan vivir. A veces, no puedo ni respirar y si esos momentos se prolongaran, sería una muerta: estaría muerta. Pero entonces, pienso, si no es mejor que ser una no-viva; hablo de no tener ganas de vivir; hablo de los fracasos, de todos mis muertos; hablo de la infidelidad de las personas, de la violencia emocional. Hablo de levantarte, todos los días y pensar en las cosas que tenes que hacer y en saber que te estás traicionando, porque vos queres hacer NADA: queres hacer NA-DA, nada de nada, eso es lo que queres hacer. Porque no tenes motivos para hacer algo que no sea nada, porque te importas poco, porque te valoras menos. Porque no podes creer en los demás, producto de ese caparazón de mierda que una vez se te pegó en la piel y que está tan impregnado que ya no podes sacarte: que-res, no-podes.Ahí, se te cruzan las ganas de escapar a otro lugar, de cambiar la gente, de cambiar la tierra, el aire, las nubes; de "empezar de nuevo"; de dejar de sentir que viviste 100 años, cuando en realidad, solo viviste 78 años menos que eso. De vivir despacio, de saborear las cosas: HABLO DE DISFRUTAR UNA VIDA. Dejar de pensar puras pelotudeces y de hacerlas. Pero entonces, una vez en el otro lugar, nada cambia, porque llevaste tu cabeza con vos. Hablo de que en el otro lugar, vas a seguir con vos misma. Podes escapar de lugar, de la gente, de la tierra vieja, del aire espeso, de esas nubes ásperas, pero nunca vas a escapar de vos misma. Te vas a llevar a todos lados hasta que ya no te lleves.No vas a podes tirar toda esa sensación de sentirte extraña, ajena al mundo. Y no hablo de una cuestión de identidad: sabes quién sos a la perfección, mejor que nadie, te conoces hasta el último hueso, hasta el último lunar que tenes en el cuerpo; sabes lo que te gusta y lo que no; lo que te hace reír y lo que te hace llorar; lo que harías y lo que no: sentís un amor tan profundo por vos misma que llegas a odiarte. Y te celas ¡sentis celos de vos misma!. Crees que nadie puede quererte como vos te queres; te encerras en esa soledad insoportable que te está comiendo como un virus. Esa soledad que te está desfigurando la cara, que te está pudriendo todos los órganos. Ridículamente pensas que mientras no llegue al corazón...¡Pero pensas mal! Pensas mal, siempre, porque si pensaras bien, no estarías en este estado INERTE. No te moves, pero todo te afecta, todo te duele, todo te lastima: objetos, palabras, actos, personas, papeles, fotos, música, recuerdos, olores, mentiras, verdades, gritos, silencios.
Los demás viven desencontrados y vos queres SER.

Ser invisible, es todo lo que queres ser.

Y sí, si queres que te lo grite, soy víctima:
Soy víctima de mi misma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ser invisible, o volver a ser o no volver a ser lo que llegaste ser.
La invisibilidad no impide ver y menos aún a sentir.
Ayudarse o ser ayudada, o ambas?
Reconocer o reconocerse?
La respuesta es la misma a querer estar mal, estar bien o solamente a estar y dejar ser lo que uno es, sin vueltas y embrollos, sin pasado y con mucho futuro.
Toda gran herida deja cicatriz. Duele la herida, recuerdo produce la cicatriz y convivir con ella a lo mejor sea lo más difícil, pero a lo mejor algún día uno la vea y diga: puta! esto ya pasó! y sigo aca