lunes, 20 de abril de 2009

Otra vez vuelve a aparecer ese vacío, que no se llena con NADA.
Y me siento más desgraciada y desagradecida que nunca: sobre todo, ésto último.
No sé, no entiendo. Y no lo puedo decir, tampoco, no lo puedo escribir. Tengo la mente en blanco y la boca cerrada. Porque quiero hablar y no me sale: y a quién hablarle tampoco lo sé.
Hoy me asusté de mi misma, otra vez, como hacía tiempo no me pasaba:
luché durante todo el día entre la luz que se prende y que se apaga. Yo no me quiero apagar. No quiero volver a apagarme ni vestirme de vacío.
Mientras tanto, se me estruja la garganta.

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