domingo, 17 de diciembre de 2006

yuxtaposición

Si me tapase los ojos,
aunque fuese un instante y recibiera una mano desconocida: si mi mano tocara
a otra,
sin mirar
ni pestañar.
Escuchase su voz, imaginando cómo serían sus ojos,
cómo su contextura. Sintiendo cómo algunas palabras se quiebran y cómo sonríen
otras. Si confiara en el silencio de sus zapatillas, en su quieta presencia ante la mía;
suponiendo sus pensamientos y alguna conversación ensayada desde hace días. Si, todavía, sin abrir mis ojos, recibiera sensaciones desconocidas, empero
su cuerpo, sus ojos y su voz,
me conocen:
yo, sólo supongo.
Yo, sólo imagino.
¿Que tan cierto puede ser que nos conmuevan más los sonidos que la vista?
Porque el sonido nos rodea y la vista, nos distancia.

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